sábado, 30 de enero de 2016

¿Por qué las noches son tan silenciosas y la oscuridad tan atractiva?

¿Por qué las noches son tan silenciosas y la oscuridad tan
atractiva?

Me despierto sudada, intento volver a dormir, te encuentro entre
mis pensamientos dando vueltas. Estaba empapada de transpiración,
porque tuve un sueño de ésos en los que querés despertar y no
podés. Ésos que parecen reales y se te eriza la piel de verdad, como
si te doliera realmente. Como si te arrancaran la cáscara y en el
momento que pensás que te vas a morís de dolor, en ese preciso
instante, desgarrada, te despertás.
Todavía sigo sintiendo la presión en el pecho, el miedo latiendo
en las manos, los pies frágiles. Intento ir al baño, mis piernas se
quiebran y caigo. ¿Por qué caigo?
Tantas veces caí muchas veces muy abajo, traspasé el piso más
allá de las baldosas, entre la tierra, casi llegando al agua, casi en el
centro y volví a pararme, a subir al cielo. En un segundo, podía
estar debajo de la tierra y al mismo tiempo volar entre las nubes.
Nunca en el medio, nunca mis pies por arriba de la tierra, sobre
el piso. Me olvidaba de que estaba tirada, como un cuerpo sin
vida, muerto, mi corazón latía fuerte, las manos frías y el cuerpo
en el piso. Quiero levantarme, grito. Nadie me escucha, nadie
me ve, estoy sola. Es de noche, de esas noches de silencio intenso
donde todos duermen, donde la vida no existe.